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¡Clup!, ¡Clup!, ¡Clup!,




Poco más de las tres de la mañana, ¿acaso una peor hora para estar con los ojos clavados en el techo?

El eco de la gotera en el baño de alguna maldita manera ha terminado por dominarlo todo, da lo mismo cubrirse la cabeza con la almohada, ni algodoncitos en los oídos, aquel exasperante tintineo contra la baldosa yace en lo profundo de mi cabeza, ¿Qué hacer?. Encender un cigarrillo y sentarme a contemplar los dedos de mis pies, mmm…, no lo creo, tal vez si cierro los ojos y cuentos ovejitas hasta el cien mil consiga dormir, pero… ¿y si las ovejitas se ponen a balar?

¡clup!, ¡clup!, ¡clup!, desde el baño y para todo el continente americano la maldita gotera continua taladrando el piso y mi cabeza, ¡puf!.... Estrujo el cigarrillo entre mis dedos al punto de cortarlo en dos y de mala gana me dirijo por quincuagésima vez a la bodega por mis herramientas y de allí al baño. ¡Ahhhggggg….!, ¡hijo de p…!, maldigo mi suerte, acabo de soltar la llave inglesa sobre el dedo gordo de mi pie derecho, ahora si arreglo la gotera no voy a poder dormir por la hinchazón del dedo, ¡huuuuy!..., ¡pum, pum, pum!, late con fuerza el pobre desdichado que ya esta todo rojo y caliente…, bueno al menos ya no mas ¡clup!, ¡clup!, ¡clup!, al menos por un instante, ahora ¡pum, pum, pum!, pobre dedo, pobre idiota, semidesnudo a las tres de la mañana desarmando la llave del agua fria, en fin…, una,.. dos,… tres… y mmmmm, cuatro vueltas con la llave inglesa y ¡Pfffsssssss…! El gélido chorro directo a la cara, (olvide cerrar la llave de paso, pero seguro ya lo dedujiste), ¡Haaaaaaaaagggg...!, esta vez un grito furibundo se me escapa y con toda la rabia que me aprieta las sienes doy sendos golpes con la llave inglesa sobre la llave de agua ( como si aquello fuera el método adecuado para aplacar mi estupidez). Antes de que el baño se inunde corro raudo escaleras abajo, la maldita llave de paso esta afuera, en el antejardín, - ya lo se, ya lo se, es el costo de vivir en una casa barata y mal diseñada, -, a ver… Mmmm, esta dura, pero..., ahora si, poco a poco la desgraciada llave de paso comienza a girar, pero no recuerdo si es de derecha a izquierda o de izquierda a derecha…, tres, cuatro, cinco seis vueltitas y…¡Plaf!, de alguna manera antes de darme la vuelta ya se que aquel sonido no es otra cosa mas que la puerta de la calle cerrándose tras de mi, dejándome descalzo, golpeado, mojado y en calzoncillos en el antejardín, (si…así es, salí sin coger las llaves, ya te diste cuenta ¿verdad?) y ¿ahora…?. Mmmm, me da verguenza llamar a los vecinos, no pararan de reírse cada vez que me vean y eso no creo poder bancarmelo el resto del año…y ni hablar de Casandra, mi exquisita vecina de enfrente. Apenas hemos salido un par de ocasiones, de seguro no habría una tercera, como continuar saliendo con imbecil que se queda fuera de la casa en calzoncillos a las tres de la mañana, ¡diablos!...

Ciertamente fue confuso explicarle a los policías que aquella era mi casa, que no era un degenerado exhibicionista, o algún pobre infeliz con algún tornillo suelto (aunque por la cara del oficial eso último le mereció duda), deben de haber estado en una ronda bastante tranquila, se adivina por lo espectacular del despliegue, primero un carro policial, luego otro, y… otro. Si, seguramente la situación no lo ameritaba pero estoy seguro que estos desgraciados se pasaron la voz y se dieron cita frente a mi casa solo para reírse de mi.

A estas alturas creo que ya no es necesario relatar que la mayoría de mis vecinos (incluyendo a Casandra), estaban en pie contemplando la escena, “lindos calzoncillos”, -grito algún original-, y las carcajadas fueron generales, -Policías incluidos-, al fin luego de que terminaron de solazarse con diversas bromas a costa de mi…mmm, como decirlo, bueno digamos que a esa hora de la madrugada el frío ya había echo lo suyo –creo que Casandra definitivamente quedo fuera de mi alcance luego de eso, ¡porca miseria!

Al fin, luego que mis vecinos ratificaron mi identidad, alguien trajo una escalera y me pude trepar hasta la ventana de mi cuarto –nota aparte; tuve que romper un vidrio-, ¡ufff!.. ya casi veinte para las cinco de la mañana, ¡demonios!... como pasa el tiempo, al menos ya no tengo sueño. Poco ya podía importarme encontrar cuatro azulejos rotos en el baño – recuerdas los golpes con la llave inglesa, bueno digamos que no le atine a la llave de agua a la primera... ni a la segunda-, recoger los pedazos y enfrentarme a la llave y su gotera, que mas podía hacer, una, dos tres vueltitas mas y ¡Queeee!, pero ¿y esto?, acaso una broma,… la gomita de seguridad en perfecto estado, cada una de las piezas de la maldita llave no ofrece particularmente ningún problema y ¿entonces?...una, dos, tres, y cuatro vueltitas en sentido contrario y armar todo el conjunto otra vez, guardar las herramientas, reponer el suministro de agua –esta vez lleve las llaves y me puse pantalones- y meterme a la cama, súbitamente me siento molido, con suerte cogeré poco mas de dos horas de sueño. El dedo gordo de mi pie ya no duele tanto pero parece estar sufriendo una metamorfosis, esta pasando del rojo brillante al cautivante tono verde aguacate, ¿habrá muerto?...

Poco a poco la tibieza del sueño amenaza dulcemente con vencerme por completo, solo el suave susurro de mi propia respiración… y... no puedo creerlo, como si se tratase de una maldita locomotora en lontananza, aquel maldito ¡clup!, ¡clup!, ¡clup!, se hace presente, esta vez ...¡desde la cocina.!

Eres el Rey de la Onomatopeya, me recuerdas a alquien a quien leí hace mucho tiempo.
¿Eres español, Mr. Liar? Usas expresiones con un leve tinte americanizado como el uso de diminutivos "la gomita", "cuatro vueltitas"...
He visto que has enlazado mi Blog al tuyo, te lo agradezco mucho y matizo, mi nombre en la red es Tesa.

Muy buen texto, me reí a morir, sobre todo porque tanta tragedia se evitaba cortando la llave de paso (es lo que me repetía mientras leía el relato)...pero claramente tu personaje nunca tubo dedos para aquello. Es siempre a la Izquierda para cerrar y a la derecha para abrir... eso decía yo mientras el pobre pagaba caro su falta de conocimiento respecto a las llaves de paso....jajaja.
Insisto me reí muchísimo. Un texto muy entretenido... Felicitaciones.
Si, también me ha surgido la curiosidad...Yo diría que eres Chileno... con un “exquisito” modo de relatar.

Un fortísimo abrazo.

Uf... me puse hasta tensa...

Un saludo y un placer leerte. Resultas muy ameno, sinceramente.

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