07 junio 2010

Con las manos en los bolsillos







El alba se presenta extrañamente luminosa, como si el cielo hubiera perdido la memoria y tratara de pintar sus colores echando mano a algún recuerdo algo trasnochado. ¡Vaya!... -se dice- , quizás la naturaleza misma ha tenido una mala noche.

La calle vestía su acostumbrado manto de basuritas. Los escolares rezagados se escarbaban las legañas mientras trotaban hasta el paradero, las vecinas despeinadas, en buzo o en bata de dormir, arrastraban de la mano a los mas pequeños que amenazaban con iniciar la próxima revolución de los pingüinos in situ, en protesta por la temprana hora, parecieran decir, ¡como diablos el mundo puede partir a una hora tan maldita como a las… siete de la mañana! Al ver esto él no hace mas que sonreír divertido pensando en aquella hija del sol que siempre se despierta cuando el mismo astro rey yace muy en alto, que ironía… la hija del sol que hoy por hoy vive mas cerca del abrazo de la madre luna. -sonríe otra vez- . Lo cierto es que desde hace algunas noches él tampoco ha conseguido conciliar el sueño, con los ojos pegados en el techo se dedica a imaginarla a ella también con los ojos pegados en el techo, dando vueltas y vueltas en aquella cama en donde algunas veces él también ha esperado el alba, sin hacer nada mas que observar su silueta, la curva de sus caderas, la cascada de su cabellera descendiendo por los hombros suaves, como si fueran colinas distantes y proscritas de toda caricia que no fueran las suyas, sintiendo la suave exhalación de su pecho dormido. Pero que quimera, nada mas lejos de la aplastante realidad, ella no duerme, solo pretende hacerlo, él la adivina allí a su lado, completamente inmóvil y ausente, tal vez escapando de algo que él no puede o no quiere comprender o aceptar, si tan solo hubiera decidido dejar de lado el temor, o tal vez la indiferencia, o tal vez la abulia, o tal vez la nostalgia o tal vez…, lo que fuera, podrían haber charlado tanto y de tanto, haberse puesto alegres y reír como tan bien lo hacían al comienzo.


El día no estuvo muy mal, solo estuvo mal. El calendario entero esta lleno de lunes. La calle se viste entera de brillos ambarinos que van cortando las sombras añiles, las siluetas de los pocos caminantes que le anteceden son solo figuras sin gracia, sin rostros, sin voces, la brisa se ofrece tibia y tranquila, ni siquiera las hojas se atreven a cabriolar en este invierno de utilería, ¡ufff!... son demasiadas cosas las que extraño -se dice-, toda su gracia y poesía, toda su magia dormida, extraña la brisa fresca, aquel toque que se cuela por el cuello de la camisa haciéndole juntar los hombros y estremecer, extraña el baile de las hojas marchitas alrededor de sus pasos, las nubes oscuras, la delgada línea brillante en que se convierte el horizonte antes y después de la tormenta, los cielos incendiados de ocasos bermellones y por que no… también la lluvia, aquella bendición para la tierra que sobre el asfalto se torna infierno, son demasiadas cosas que extraño -se dice otra vez-, siempre le ha molestado tanto la vaguedad, la maldita indeterminación, las cosas son o no son -se dice-, pero incluso los elementos le recuerdan lo contrario. Después de todo, entre el blanco y el negro existe una amplia gama de grises, pero aceptarlo es como intentar detener agua en un puño cerrado. Así nada mas que seguir con las manos en los bolsillos caminando hacía ninguna parte, solo caminar y caminar esperando que las horas pasen y tal vez y solo tal vez, el repique del teléfono que se muere de angustia en el bolsillo le lleve mas tarde hasta la puerta de aquello que mas extraña, tal vez hacía un abrazo, a una sonrisa y ojitos pequeños, tal vez a la ausencia de los mismos, quien sabe, esa es la maldita cuestión, en eso radica todo, todo se equilibra en un tal vez…

Mañana es otro día con sabor a lunes pese a lo que diga el calendario. Ya no quedan vehículos en la calle, la luz roja del semáforo parece lo único vivo que llama desde la acera de enfrente, él solo se queda ahí… esperando.

Creative Commons License

    Creative Commons License
    Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.
    Quedas en libertad de hacer uso de la obra escrita, bajo las condiciones establecidas en la licencia Creative Commons. Haciendo siempre referencia al autor y a este sitio

Vistas