« Home | En algún lugar » | ¡Clup!, ¡Clup!, ¡Clup!, » | Lenguaraz » | Trazos » | Espejismo »

Jillian




No te creas que no te he visto. No, ni se te ocurra imaginarlo siquiera. Como te atreviste a mirarme de esa forma, como si hubiera hombre capaz de evitar caer en aquellos ojos negros. Ya se sabe que han caído imperios por menos que eso.

Bueno, aquí vamos nuevamente, otra miradita, ¡que miradita!, podría caer ahora mismo bajo tu voluntad hermosa Jillian, Ok… ahora es mi turno, pero Mmm… volteas la cabeza simulando observar la nada a través de la ventanilla del subte, curioso gesto, no hay nada que ver mas que los neones reflejos que raudamente van dibujando líneas en la retina de aquellos que en silencio van inmersos en algún recuerdo, mmm… ya veo, tal vez no es la nada lo que observas,… ¡ja!, ¡Ya te he sorprendido! traviesa, observas mi reflejo en el vidrio, por eso te sonríes, lo has visto en mis ojos, ya sabes que te he visto expiándome. Te agrada juguetear de esa forma, que dulcemente coqueta, tal como una chiquilla traviesa, pese a tus… tal vez… ¿veintitrés?.

Bueno, esta ves será distinto, hace una dos semanas ya que nos topamos en el mismo carro del subte, divina coincidencia y… si no es coincidencia, si es premeditado cada uno de nuestros encuentros, seguro ya has calculado mis horarios y esperas paciente a que llegue ante ti cada mañana y así puedas torturarme durante las nueve estaciones que dura mi viaje, ¿acaso no sabes lo que puede llegar a ser eso mujer?, mira como me tiemblan las piernas cuando tus ojos hurgan mi rostro adivinando mis deseos.

Hoy no. Ya veras que hoy es distinto, aquí viene ya la novena estación, pero… que pasa,… haaaa, ¿por que no me bajado donde siempre?, seguro te lo estarás preguntando, tu expresión te delata, veremos entonces que sucede, ¿te agradan las sorpresas?, quiero ver que cara pones cuando baje tras de ti, en algún lugar debes bajar o no, diez… once… doce estaciones, ya solo quedan una para el cambio de Terminal, ¡Ja!... estas acorralada, mmm… lo suponía, ya estamos en la última estación y pese a que todo el mundo comienza a abandonar el vagón, tu solo te quedas allí frente a mi. Me doy cuenta que esta vez ya no te importa fingir que no me ves, me miras fijamente, yo hago lo mismo y espero el siguiente movimiento.


La última vez que nos encontramos ganaste de plano, recuerdo que el vagón venia atestado de personas y tú de alguna manera te las arreglaste para quedar frente a mi dándome la espalda, y cada tanto te apoyabas levemente sobre mi pecho, casi pasaba como un acto meramente accidental, pero yo bien sabia que no era así, el aroma de tu cabello y la calidez de tu cuerpo era abrumador, ¡Ufff…!, que imagen, se que te sonreías, te encanta provocarme cada vez que puedes.

Resulta curioso pero cada ves que te encuentro o cada vez que me encuentras (a ver si no es lo mismo), me pareces distinta, cierto detalle te delata novel, ahora mismo ahí de pie frente a mí tu cabello jamás pareció mas negro que esta mañana, tan bellamente oscuro como las plumas de un cuervo, y tu boca… y… ¡haaaaa!, maldita hechicera ya casi me tenias otra ves, ya estaba cayendo en las deliciosas redes de la contemplación, que fácil se te hace atraparme, como resistir. Bien, eso es todo , voy directo hacia ti, dos pasos y te tendré a un palmo de mi cara…, ¡queee…!, buena movida, te has salido del vagón con la premura de un pez que se desliza entre las manos, me has dejado masticando la primera palabra que te daría esa mañana.
¡Lo que faltaba! ahora te volteas y sonríes, ciertamente no se si eso es una invitación o un desafío, bueno… ¡que va!, no llegue hasta aquí para dar la vuelta,… he… pero ¡que rápido caminas mujer!, dame tregua que no alcanzo a esquivar la muchedumbre con la gracia que te concede tener un cuerpo menudito como el tuyo, ¡cuanta gracia!, pareces flotar por las escalinatas.

¡Ufff!, al fin arriba, las nubes, los coches y la eterna humedad en el aire, pero ¿¡donde diablos te has metido!?…, desde que rincón estarás espiándome dar vueltas la cabeza, sabes que te busco y te divierte hacer trampa, esconderse no estaba en el acuerdo.

La palmada en mi nalga derecha me hace brincar como resorte y por un momento no hay mas sonido que tu risa. Al voltear te encuentro mordiéndote el labio inferior, los ojos te brillan.

Jillian, mi dulce Jillian… traviesa hasta el final, sabes como me enloquece aquello, y antes de que te diga nada vas y me sueltas un beso, ¡venga que te lo has ganao! .

Creative Commons License

    Creative Commons License
    Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.
    Quedas en libertad de hacer uso de la obra escrita, bajo las condiciones establecidas en la licencia Creative Commons. Haciendo siempre referencia al autor y a este sitio

Vistas