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Microsueño

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En vuelo rasante sobre un océano celeste, Alicia va arrastrando la punta de los dedos, dibujando extensas estelas que permanecen quietas por largos segundos. Tras un largo vuelo remonta algunos metros y con gracia se deja caer en picada rompiendo el silencio de aquel espejo de agua, con apenas unos cortos movimientos de pies va ganando metros con facilidad, hundiéndose mas y mas hasta encontrar a Vicente que juega despreocupado con un par de toninas. Alicia se acerca muy despacio deslizándose suavemente bajo la sombra de una gran tortuga azul, va riendo despacito pensando en el susto que le dará a Vicente que no le ha visto llegar. A solo un par de metros de Vicente, Alicia emerge de improviso desde el fondo agarrándole y tirando fuertemente de sus tobillos, riendo a mandíbula batiente con sonoras carcajadas que se alejan arrastradas por la corriente. Concluida la broma ambos se despiden de las toninas y se aprestan a recoger algunos mariscos para la cena

-¡Vicente no seas glotón!, no es bueno comer de mas en la noche, toma solo lo necesario para la cena y nada mas, el océano es inmenso al igual que la imprudencia - Vicente sonríe y como respuesta solo le besa la nariz - ¡Vamos Alicia!, una carrera hasta la costa, ¿que dices?

-Vicente, Vicenteee, ¡¡Vicenteeeeeee DESPIERTA!!, ya son las 08:00, tenemos solo apenas una hora, otra vez llegaremos tarde

-Bueno, bueno, espera ya voy, ya vam…… Zzzzzzzzzz, Zzzzzzzzzzz

-¡¡VICENTEEEEEEEEEEE!!....

Vicente y Alicia mordisquean un trozo de pan negro, bebiendo a sorbitos de la misma tibia tasa de café mientras terminan de vestirse, tras unos segundos se lanzan en caótica carrera fuera del departamento, a grandes trancos van devorando cada peldaño de las marmolada escalera, Alicia va regañando a Vicente por ser tan perezoso, pero Vicente no la escucha pues va recitándole groserías al ascensor que no funciona. Tras los 150 peldaños oscuros se lanzan a la calle, un sol anémico lanza unos pobres rayos amarillentos que a duras penas penetran el tinte gris del cielo, mientras Alicia va sorteando ágilmente una a una a las personas que caminan demasiado lento a esa hora temprana – igual que Vicente-

Al llegar a la esquina Alicia observa algo aliviada que se acerca el ruidoso bus amarillo de cada mañana, los rostros sin expresión de las ventanas parecen recortes de alguna revista, las personas se aglomeran nerviosamente intentando subir, mientras otras luchan por bajar por la puerta que dice "subida"

-¡Aliciaaaaaaa!, espérame – grita un exhausto Vicente – Alicia se aferra al pasamanos y se encarama al bus que ya comienza la marcha, ¡Aliciaaaaaaa!, espérame, - grita Vicente mientras se detiene en la esquina batiendo los brazos y observando como Alicia le muestra el reloj mientras se aleja.
-Alicia, Aliciaa, ¡¡Aliciaaaaaaa DESPIERTA!!,
-¿¡Qué diablos te pasa Vicente!?
¡Tuve un sueño horrible!, soñé…. soñé que me dejabas solo entre extraños mientras te alejabas en un curioso aparato, como una gran ballena amarilla que rugía como los truenos al fin de estación, las personas caminaban bajo un sol muerto que pendía de un cielo sin brillo y…

-¡Ya basta Vicente!, déjate de tonterías y duérmete, te dije que no comieras demasiados mariscos.

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