Tú, aquí y ahora
Pintura: Diego Rivera
Aquí estas, callada y desnuda, sin mas vestido que una sonrisa que todo lo ilumina. Mis ojos en los tuyos, intentando develar lo que habita en tu mente, es por eso que ante aquel misterio simplemente te abrazo y busco en tu boca otro beso, como si fuera el primero de mis besos
Aquí estas, en el recuerdo vivo, al amparo de las calidas caricias que incendian mis manos sobre tu piel. Despacio se deslizan mis dedos por tus piernas, mientras tu boca entreabierta invita a beberla en un beso, detenido el aliento tus ojos cerrados se clavan en mi memoria, me abrazas con fuerza y murmuras en mi oído, despertando los temblores que nos llevan a aquel lugar en donde la muerte se abraza con las piernas. Tu voz dulce rasga el silencio del cielo que nos mira, titilan centelleantes los astros envidiando mi suerte, parecen fulgurar en ira por no poder tocarte, mientras la brisa fresca de la noche se pasea por tu cuerpo levantando tu aroma para cubrir al mundo que entre tus brazos se ha detenido
Aquí estas, cada vez que cierro los ojos, otra vez entre mis brazos, sumando tus horas a mis horas, desde la mañana al ocaso de estos días en que todo me sabe a ti, días azules en donde todo se ha vuelto nuevo y que de tu mano poco a poco voy descubriendo, lentamente, como el sol que amenaza a levantarse desde tu ventana, tiñendo pálidamente el ancho cielo, apagando los luceros que no dejan de mirarnos. Es entonces cuando me siento a contemplarte, buscando tus ojos y en su brillo mi propio reflejo, es entonces cuando ausente ya la noche caigo irremediablemente sobre el papel, levantando los versos que me dejaste en cada uno de tus besos, es entonces que paciente espero tus labios y con una sonrisa en los míos nuevamente te sueño
¡Hay pequeña estrella!, tú la mas brillante y preciosa entre los elegidos por el sol, de tu gracia se encienden estos días, mis sueños y entero el firmamento.
Aquí estas, en el recuerdo vivo, al amparo de las calidas caricias que incendian mis manos sobre tu piel. Despacio se deslizan mis dedos por tus piernas, mientras tu boca entreabierta invita a beberla en un beso, detenido el aliento tus ojos cerrados se clavan en mi memoria, me abrazas con fuerza y murmuras en mi oído, despertando los temblores que nos llevan a aquel lugar en donde la muerte se abraza con las piernas. Tu voz dulce rasga el silencio del cielo que nos mira, titilan centelleantes los astros envidiando mi suerte, parecen fulgurar en ira por no poder tocarte, mientras la brisa fresca de la noche se pasea por tu cuerpo levantando tu aroma para cubrir al mundo que entre tus brazos se ha detenido
Aquí estas, cada vez que cierro los ojos, otra vez entre mis brazos, sumando tus horas a mis horas, desde la mañana al ocaso de estos días en que todo me sabe a ti, días azules en donde todo se ha vuelto nuevo y que de tu mano poco a poco voy descubriendo, lentamente, como el sol que amenaza a levantarse desde tu ventana, tiñendo pálidamente el ancho cielo, apagando los luceros que no dejan de mirarnos. Es entonces cuando me siento a contemplarte, buscando tus ojos y en su brillo mi propio reflejo, es entonces cuando ausente ya la noche caigo irremediablemente sobre el papel, levantando los versos que me dejaste en cada uno de tus besos, es entonces que paciente espero tus labios y con una sonrisa en los míos nuevamente te sueño
¡Hay pequeña estrella!, tú la mas brillante y preciosa entre los elegidos por el sol, de tu gracia se encienden estos días, mis sueños y entero el firmamento.
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