« Home | Tres » | Amanda » | Sorpresa de aniversario » | Escalofrío » | Ñam, Ñam » | Hace algunos días » | Jillian » | En algún lugar » | ¡Clup!, ¡Clup!, ¡Clup!, » | Lenguaraz »

Simulacro






El ligero brillo de la pantalla del televisor baña pobremente la habitación de Laura. Sus ojos fijos parecen traspasar las imágenes que se suceden velozmente ante su mirada inexpresiva. Hace rato que no le presta mayor atención al programa, daría exactamente lo mismo una película, que un documental del rito de apareamiento de los dragones de comodo, o las coloridas barras de la carta de ajuste. Su mente vaga por los rincones del ayer. Ahí, en perfecta y aparente quietud, yace sobre la cama intentando encontrar el minuto exacto en que todo se vino abajo. ¿Fue hace cuanto?... ¿uno o dos años?... ¿una semana? Por alguna curiosa razón Laura intenta ubicar aquel momento en su cabeza, la importancia de aquello no lo tiene bien claro, tal vez solo busca una excusa para sentirse menos vacía.

El sonido del automóvil de Camilo entrando en la cochera sacó a Laura de su intento – vano por cierto – en la búsqueda de una explicación satisfactoria para poder comprender de mejor manera quien tiene mas culpa. Su orgullo le impedía aceptar que solo ella pudiera ser la responsable de haber dejado de sentir lo que algunos llaman amor.


El sonido de la llave en la cerradura de la puerta principal, hizo estremecer a Laura e inmediatamente en su cabeza surgió una sola imagen –del todo simbólica-. Una ciudad completa derrumbándose a sus pies. – Si, eso esta bien se dijo, eso es. Hace ya un par de meses que habían dejado de conversar de verdad, ahora solo hablaban, lo que hasta hace un tiempo era real interés del uno por el otro se fue convirtiendo en solo un montón de frases sueltas, cubiertas de un entusiasmo y cordialidad desechables, como los sobrecitos de café distribuidos como naipes sobre la mesa. Las sonrisas enfrentadas y el sonido de un pequeño beso en la mejilla cortaban el aire en el breve momento del café nocturno. Aquel rito de tazas humeantes que había terminado por reemplazar la cena, ¿el motivo?, simplemente por que hubiera sido imposible sostenerle la mirada a Camilo por un lapso de tiempo mas allá de lo que tarda uno en beberse un café. Cada noche siempre lo mismo, el ruido del auto entrando en la cochera, siempre increíblemente a la misma hora, con una puntualidad británica, 22:30 hrs, ni un minuto mas, ni un minuto menos.

Aquella maldita compulsión por los horarios o el extremo apego al orden-casi enfermizo, -al extremo de planchar hasta los calzoncillos- que regía la vida de Camilo, al comienzo fue un verdadero plus, pero increíblemente había terminado por convertirse en un azote, una molesta piedrita en el zapato.

El sonido de la puerta cerrándose tras camilo, comulga con el sonido de la puerta del baño al cerrarse en el cuarto de Laura. Un lejano “holaaaaa”, desde la planta baja es respondido por un no menos débil “ya bajooooooo”, así rápidamente inicia la rutina de todos los días. Enfrentarse al espejo escrutando su rostro y su cuello en busca de cualquier pequeño detalle que pueda delatar los besos y mordisquitos de Javier – su compañero de oficina -. Se quedó congelada frente así misma, enfrentada a su propia verdad y por un instante una sonrisa franca encendió su rostro, provista de aquel inmejorable maquillaje se dispuso a enfrentar el café de la noche.

Al entrar en la cocina enfrentaron sonrisas, y esta vez – al parecer – el rostro de Camilo hacia gala de renovado ánimo. Laura sintió nuevamente el rugir de la ciudad derrumbándose a sus pies.


¿Qué tal tu día Camilo? – dijo Laura prolongando estupidamente la sonrisa en su rostro, una sonrisa que en efecto para nada era o tenia que ver con Camilo.
Bueee, la verdad es que… – El teléfono llamó desde la sala – me salvó la campana – pensó Laura.


Ve, atiende no te preocupes – dijo Camilo encogiéndose de hombros –

Mientras Camilo bebía su humeante taza de café, observó sin pestañear a su mujer – te vienen bien los cuarenta, increíble que estando tú aun tan buena me gusten tanto tus amigas – pensó Camilo moviendo la cabeza.

¿Quién es?... –pregunta Camilo, antes de beber otro sorbito de café

Heeeeee, Nada…, solo es… Daniela, que pregunta si almorzamos mañana.

Camilo, no puede evitar dejar escapar una sarcástica sonrisita apenas oculta por la taza frente a su boca. –menos mal que dijo Daniela, ya comenzaba a sentirme un poco culpable, que rico besa Daniela… Mmmmm – Camilo cerró los ojos e inmediatamente la imagen de Daniela desnuda sobre la cama de aquel Motel, atravesó las horas de esa misma tarde alcanzándole como el aroma de su Café.


¿Camilo, estas bien? – Pregunta Laura sacudiendo la visión de Camilo.


Si como no, esta rico el Café

Y tu Laura que me cuentas... ¿Como estuvo tu día?...

¿La mató?

P.D.: La frase esa de "enfrentaron sonrisas" es perfecta.

Un beso guapo

Publicar un comentario

Creative Commons License

    Creative Commons License
    Esta obra es publicada bajo una licencia Creative Commons.
    Quedas en libertad de hacer uso de la obra escrita, bajo las condiciones establecidas en la licencia Creative Commons. Haciendo siempre referencia al autor y a este sitio

Vistas