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Arte



"Que extraño es el ser humano, puede encontrar placer hasta en las cosas mas repugnantes" ("Crónicas Vampíricas (IV): El Ladrón de Cuerpos" - Anne Rice)

Patricia se paseaba por la galería con su segunda copa de chardonay en la mano, aquellos cuadros habían capturado poderosamente su atención, había en ellos una fuerza inusitada, los trazos simples y delicados ciertamente habían logrado capturar la fuerza del momento con una destreza magistral. Frente a sus ojos una a una iban desfilando las obras de lóbregos matices, grandes bocas abiertas parecían desgarrarse en un grito silencioso y aterrado, congelado sobre la tela, mas allá de lo que Munch habría siquiera podido imaginar.

-¿Te gustan? -escucho decir sobre su hombro-, Patricia dio un brinco dejando caer un poco de vino sobre el brillante piso
-Perdona, no quise asustarte, -decía un sonriente desconocido-

-¿Te gustan?-repitió.

-si, la verdad son excelentes -dijo patricia-, ¿son tuyas?

-Si, todas mías

-¿y en que te inspiras?

-Mmmmm, me temo que la respuesta a esa pregunta es privilegio de la musa que posa para mi -contesto él dejando descansar su barbilla entre los dedos.

-vaya, que lastima –respondió Patricia bebiendo el último resto de vino

-¿Y por que te gustan?

-No se, es deliciosamente inquietante, es como si sus ojos estuvieran vivos y sus bocas me hablaran

-¿y que te dicen?

-Mmmm, me dicen pregúntale al maestro en que se inspira -dijo ella sonriendo

-Mi nombre es Eric –dijo él sonriendo divertido mientras extendía su mano a patricia

-Si, Eric de la Huerta –completo Patricia

-¿nos conocemos?

-No, es que tu nombre sale bajo el titulo de cada obra

-Ya veo

-¿Y en que te inspiras? -insistió Patricia

-bueno, me inspiro simplemente en la curiosidad

-Vaya, no lo habría imaginado, en la “curiosidad”, ¿es en serio?

-definitivamente muy en serio señorita

-Bueno, entonces eso quiere decir que mi curiosidad es motivo de inspiración para usted maestro -dijo patricia coquetamente mientras Eric se alejaba por el pasillo

-Mi nombre es…

- Fuego -interrumpió Eric

-¿Fuego? -pregunto Patricia

-Si sobre la tela tu nombre será fuego, ¿Te gusta?,-¿Quieres ser tú mi próxima obra?

-¿Quieres que pose para ti?

-Si, Definitivamente, lo deseo, he tratado inútilmente de capturar esa intensidad, lamentablemente sin éxito hasta ahora, hasta que me tope con tus ojos, con tu boca.

Patricia se dejo conducir hasta el estudio de Eric, distante apenas a un par de cuadras de la galería, la idea de posar para un artista, sumado al calor de la tercera copa de vino había terminado por parecerle una idea excitante, caminaron hasta un viejo edificio con grandes ventanales en el ultimo piso y en el cual según Eric le confeso daba rienda suelta a su arte. Una vez en el ascensor Eric tomo de la barbilla a Patricia inclinando su rostro hacia arriba, exponiendo sus facciones a la luz, Patricia cerró los ojos y abrió levemente los labios esperando lo que según ella culminaría en un beso, como preludio de una larga noche de sexo

-Me gusta tu boca -dijo Eric- creo que será una obra excelente

Patricia abrió los ojos y vio como él se sonreía, esta jugando conmigo -pensó-, la idea le pareció divertida y excitante y se dejo hacer, dejo que el juego siguiera su curso.

Eric abrió la puerta de su estudio, inmediatamente un fuerte olor a incienso invadió la nariz de Patricia, pero había algo mas en el ambiente, un aroma extraño y dulce

-¿Más vino? –pregunto Eric

-Solo una copa mas -contesto patricia-, la última, no deseo dejar una boca borracha sobre tu lienzo

-no te preocupes eso no sucederá, te lo aseguro -sonrió Eric

El estudio de Eric era una gran habitación desprovista de divisiones, podía verse la amplia cama revuelta en medio del lugar, al fondo una pequeña mesa en lo que parecía ser la cocina y contra los muros de todo el lugar una extensa hilera de lienzos de distintas dimensiones, en el centro de la sala un amplio estante con velas de distintos colores y tamaños, sobre el piso varias paletas de pintura y en varios recipientes manchados por el óleo descansaba una decena de pinceles. Patricia se quito el abrigo y se acomodo en un mullido y amplio sofá, se quito los zapatos y froto sus pies cerrando los ojos ante la agradable sensación del cuero rozando su piel, inclino la cabeza contra el sofá y pudo observar como en lo alto un amplio tragaluz dejaba ver un cielo increíblemente estrellado, como si las astros semejaran un camino de sal sobre un trozo de silicio

Patricia bebió su copa de vino y sintió como un agradable sopor se adueñaba de su cuerpo, mientras Eric disponía un gran lienzo sobre el atril
-¿Estamos listos? -pregunto patricia
-Casí-dijo Eric avanzando hacia ella

Una delgada mujer de rostro pálido y enjuto apareció tras Eric, caminó por el estudio cerrando las cortinas de todas las ventanas, su pequeña figura estaba enfundada en una amplia túnica marrón tapizada de manchones oscuros, como si Eric limpiara sus pinceles sobre aquella tela, tan larga que ocultaba sus pies, Cerró la última cortina y luego se acerco a Eric, lo beso en los labios mordiéndole el labio inferior del cual al instante comenzó a brotar un hilillo de sangre, Patricia se incorporo rápidamente visiblemente incomoda con la escena.

-Es mi asistente –dijo Eric intentando tranquilizarla.

La pálida mujer se acerco a Patricia que se hallaba de pie y le propino un fuerte puñetazo en el rostro lanzándola sobre el sofá
-¡No!,No!,¡No!,¡Nooooo! te dije que hoy es fuego no sangre, ¡es que no puedes meterte eso en tu cabeza de mierda!, ¡maldita bruja! -grito Eric- apartándola del cuerpo de Patricia y tironeándola fuertemente por la cabellera propinándole sendas bofetadas sobre el rostro magullado, obteniendo como única respuesta una risa sorda y monocorde. Entre ambos tomaron a Patricia y la desvistieron, situándola luego sobre una pesada silla metálica pulcramente pulida. Patricia abrió los ojos aun algo aturdida por el puñetazo y observo como la mujer iba encendiendo y disponiendo las velas sobre el piso y en delgados candelabros en torno a la silla y a la altura de su rostro, Eric observada toda la escena tras su lienzo, dando rápidos giros de pincel sobre la paleta de colores, distribuyendo uniformemente la pintura hasta lograr la consistencia deseada. Una vez dispuestas todas las velas en torno a Patricia, una a una la mujer fue cubriéndolas con fanales de coloridos cristales, la luz al colarse tras aquellos diáfanos filtros provocaba un efecto de sublime belleza sobre la blanca y tersa piel de Patricia que lloraba y agitaba su cuerpo fuertemente asegurado a la silla. Eric observaba extasiado como los matices de aquellas luces se plasmaban en aquel cuerpo convertido en un lienzo vivo y palpitante, Patricia comenzaba a rogar entre sollozos, los que eran rápidamente acallados por las manos de la extraña que deslizaba sus largos dedos sobre los labios de Patricia cruzándolos en vertical.
-¡Es perfecta! –Dijo Eric-, mientras se acercaba a la mujer que continuaba cubriéndole los labios con el índice a Patricia

-¿Lo ves?, ¡puedes siquiera imaginarlo!, la última obra de la colección, el circulo por fin se completa, pero no te preocupes mi amor tu estarás en el, la vida misma que fluye en tu ser dará vida a esta obra sublime. La mujer besó nuevamente a Eric en los labios y extendió su brazo izquierdo en donde él realizo un pequeño corte, recogiendo la sangre sobre la paleta de pintura, la cual mezclo con la pintura con rápidos giros de pincel, luego le quito la túnica marrón dejándola desnuda frente los aterrados ojos de Patricia, aquel cuerpo consumido se aparecía plagado de magulladuras, cortes y quemaduras, como una segunda piel.

-he aquí frente a tus ojos mi querida Patricia, observa y maravíllate ante la musa primigenia en su perfecta desnudes, he aquí en su carne tu respuesta, observad las muestras del sublime acto de la inspiración, pero algo no resulta bien con el fuego, es extraño, no logro despertar en ella aquel brillo que en este momento tienen tus ojos, los mismos que mañana serán admirados y reconocidos como una bella obra de arte, y es por eso que te estaré inmensamente agradecido, ¡bien ahora manos a la obra!, ya es tiempo y todo esta dispuesto.

Eric daba los primeros trazos sobre el lienzo, delineando con maestría inusitada las desgarradas facciones de Patricia, mientras su carne recibía el calido beso de la flama entre las manos de la musa relegada que nunca logro despertar el fuego en la mirada.

Intuía, cuando he empezado a leer, que podría pasar algo así.
Muy bueno.

muy pero muy bueno. Y los pinceles de la imagen, bellísimos.

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