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Sinfonía

El grito (Munch)




Deseo perderte en la noche. Extraviarte sin que me preocupe demasiado.

Tu música de mierda suena perversa en mis oídos atravesándome los tímpanos y desarmando mis ideas. Te miro desafiante, clavándote la rabia en los ojos, me miras y esbozas una mueca asquerosamente burlona que parece una sonrisa y aumentas el volumen de la música. Te levantas y avanzas hacia mí abriendo tu boca para destrozarte la garganta en un grito agudo, me cubro los oídos pero el sonido penetra en mi cerebro como la afilada hoja de acero que empuño con rabia. Te paras frente a mí, ya estas a mí alcance, con una mano aprieto tu garganta con toda la fuerza que me queda mientras con la otra clavo el acero en tu pecho una y mil veces. Tu sangre regada por el piso me hace resbalar. Caes sobre mí inundándome la cara, la música no cesa de sonar, furiosa, implacable, demoledora. Me acerco a la mesa y apago la radio. Yaces sobre el piso, me siento a tu lado y te observo complacido, te saco por la puerta trasera sin que nadie me vea.

De regreso y en la ducha, el agua que lava tu sangre se pierde en la cañería, igual que tu vida entre mis manos hace unos instantes. Salgo y me tiendo sobre la cama, fumo uno, dos o tres cigarrillos, el vodka se pasea calido por mi garganta, igual que tu sangre hace unos momentos…,

Toc, toc, suena la puerta. Olvide por completo que ella vendría hoy, tampoco sabia que tú estarías hoy, es mejor que me serene y haga como que nada ha sucedido. Corro al baño y me mojo el rostro, un poco de loción vendría bien, me pondré de esta, la que me regalaste para navidad, la del frasquito rojo, igual que tú sangre hace unos momentos. Estoy listo, camino a la puerta,….
- ¡hola? - Como estas?, que bueno verte

Entra al cuarto, parece animada, se sienta en el sofá, charlamos un rato, bebemos de más
- que silencio, tienes música? – me pregunta sonriendo, quitándose el vestido azul
me acerco a la mesa y enciendo la radio, subo el volumen y la música estalla, me deleito con la sinfonía, mas ella parece no disfrutarla, me pide que la baje, es imposible obedecerle, tomo la perilla y aumento el volumen, se siente mejor, mientras subo el volumen la sensación es mejor, mucho mejor, cada vez mejor. La sinfonía me serena, me envuelve, me estremece, mientras ella grita y se cubre los oídos, moviendo la cabeza rápidamente de un costado al otro. Su cabello se desparrama por el aire. Me observa desafiante mientras mis carcajadas rebotan en su cara. Ella se acerca, se acerca clavando su rabia en mis ojos, la miro y esbozo una mueca asquerosamente burlona que simula una sonrisa y aumento el volumen de la música, me levanto y avanzo hacia ella abriendo mi boca para destrozarme la garganta en un grito agudo…, como lo hiciste tú hace un momento conmigo, ahora te comprendo, solo era necesario entregarse a la cadencia de las notas, que amenazan con derrumbar las paredes teñidas por la humedad. No mas palabras, su boca se bate en mudas frases, se que me grita, me grita con todas sus fuerzas, pero no me importa, ni siquiera moveré un puto músculo cuando vea venir la hoja desde su mano, esta vez sobre mi pecho, mientras me deleito y me embriago con el sabor cobre de tu sangre que aun arde en mis manos.

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