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Adán-X






“Dado que muchas sociedades humanas buscaban proteger a los desfavorecidos y los débiles, dichas sociedades están reñidas con la selección natural responsable de la extinción de los más débiles. Sólo cambiando estas políticas sociales, podrá la sociedad ser salvada de una «reversión hacia la mediocridad»,

Francis Galton


Cada vez que Alex pasaba frente a mí, yo no podía mas que mantener firme la mirada directo en sus ojos. Aunque la cordura dictase exactamente lo contrario. En aquel acto había algo distinto a un simple desafío, el hecho de que un viejo como yo se atreviera a sostenerle la mirada a un 130, era como una bofetada que cruza el rostro en medio de la noche, insolente e inesperada.

El rostro de Alex, permaneció inconmovible. Sus ojos eran dos bolitas azules y frías. No había en él ningún atisbo de ira, no, aquel flagelo estaba desterrado de su ser. La ira es incompatible con la razón y lo no comulgante con la razón es inaceptable, tal vez había curiosidad en él, una curiosidad infantil, tan propia de sus nueve años. Alex me observaba en silencio, como quien hace con un perrillo mojado. Él, un ser superior sentía curiosidad de mí. Bajé la mirada y seguí limpiando el piso, Alex se alejó por el pasillo sin mencionar palabra. El edificio estaba casi vacío y en el piso quince tal vez el único sonido era el chirrido de las rueditas de mi bote de limpieza. Recordé a Alex y sus pupilas pétreas, la perfección de sus nueve años me contemplaban como el último vestigio de un pasado que lentamente se hundía en el olvido.

Terminé de limpiar y me dirigí al primer punto de control, extendí el brazo derecho bajo el scanner y permanecí inmóvil mientras la luz roja recorría el código de barra sobre mi piel. La puerta del elevador se abrió silenciosa, baje los quince pisos en silencio, observado la cuenta regresiva hasta el número uno. La calle estaba vacía y fresca, las primeras lluvias de Abril habían dejado espejos en el asfalto en donde los reflejos de las luces se veían sinuosos y alargados. Fui el último en subir al transporte, las mujeres ocupaban siempre los asientos desde la mitad hacia delante, me fui directo hasta los asientos de la fila del fondo. Juvenal y Antonio estaban con el mentón pegado al pecho, me senté entre ellos y salude en voz baja, no hubo mas respuesta que un breve “buenas noches”, hablar en el transporte estaba prohibido.

El bloque C no era un mal lugar para vivir, nadie razonable podía decir lo contrario, teníamos una gran extensión de áreas verdes, habitaciones individuales y calidas, un gimnasio bien provisto y acceso a servicios médicos. Al comienzo ya hace casi siete generaciones todo era muy distinto, cuando las fronteras ya no eran mas que una parte de la historia, y se instauró el gobierno unificado. En aquellos tiempos se dictó que cualquier habitante con menos de 89 de coeficiente intelectual debía ser exterminado, al igual que cualquiera que tuviese alguna enfermedad genética o algún grado de invalidez permanente, o malformación congénita. Así, la eugenesia fue el estandarte del nuevo comienzo. Todos los esfuerzos científicos de la época se aunaron en la consecución de la depuración de la raza, para ello el control de tasa de natalidad diferencial era fundamental, miles, tal vez millones de mujeres en todo el planeta fueron esterilizadas a la fuerza, eso las con ci por debajo de los 90 puntos. Se alzaron entonces innumerables campos de concentración, los estupidos y enfermos eran el lastre de la sociedad, la piedra de tope que detenía el avance hacia la perfección. Los criminales y los enfermos fueron los primeros en ser eliminados, las cárceles y hospitales fueron vaciados en pocos meses, las vías férreas se saturaron de vagones sin más lamentos que el chirrido de las ruedas sobre los rieles. La infamia se apoderaba así, esta vez del mundo por completo.

En un comienzo, tal vez entre los primeros diez o quince años el cambio en la sociedad fue completo Los anillos de pobreza eliminados. La tasa de natalidad entre los candidatos con mas de 129 de ci fue incentivada y se observó y mantuvo su incremento, era entonces el intelecto el bien por excelencia. Los focos de contaminación industriales fueron eliminados, el uso de motores de combustión interna y así como cualquier tecnología que utilizara combustible fósil fue prohibido, los paneles solares florecieron sobre los techos de todo el orbe, las plantas de generación de energía eolica ocuparon grandes extensiones a las afueras de las grandes ciudades, en suma, el aire y los océanos se recuperaban lentamente.

No fue si no hasta el año veintitrés, desde el nuevo año cero en que el gobierno central entendio que de ser exterminados completamente todos los seres inferiores, entiéndase por ellos a la población controlada por debajo de los 90 de Ci, el nuevo orden se exponía a un derrumbe de la nueva economía. La amenaza por falta de mano de obra en niveles productivos y servicios quedarían a la deriva, teniendo que ser forzosamente ocupados por población superior, era pues irracional que un ser sobre 110 de Ci tuviese que invertir tiempo en labores manuales y de orden menor a sus capacidades intelectuales. Se realizaría entonces la primera enmienda al nuevo régimen eugenésico, por mandato expreso el nuevo orden clasificaba a la población en la siguiente estructura y jerarquía conforme a coeficiente intelectual y perfil genético.

Ci de 130 o más; clasificación: Muy superior, destinado a ocupar cargos de gobierno, investigación científica, práctica de la medicina y pedagogía

Ci de 120 a 129; Clasificación: Superior, destinados a Control de producción industrial, faenas de servicios menores y administración y vigilancia de bloques dormitorios para la población por debajo de 110

Ci de 110 a 119; Clasificación: Normal, destinados como mano de obra para procesos industriales y agricultura

Ci de 90 a 109; Clasificación: Promedio, destinados a servicios menores, limpieza y manutención de áreas comunes

Ci de 89 y menor; Clasificación: indeseables, destinados al exterminio

Así fue desde entonces y así es hasta hoy, a pesar de la contradicción vital que significaba para un orden exclusivamente eugenésico la mantención de individuos inferiores, dado que se entendía como intervención directa sobre el proceso de selección natural (al igual que los procesos de exterminio iniciales de población inferior o enferma). Fue esto necesario para asegurar el éxito de las castas superiores, por el momento de algún modo nos habíamos vuelto imprescindibles, por un momento, hasta que los 130 encontraran otra manera
.
Yo soy un 109. A estas alturas un anciano 109, así es, por un miserable punto menos he estado toda mi vida puliendo pisos y aseando pabellones. El oceano y los campos de cereales solo los he visto a través de grabaciones digitales, siempre a escondidas y durante la noche mientras realizo mis labores, el acceso a los información es fuertemente regulado por los 130. En el bloque C no existe ni existirá biblioteca alguna, solo se nos reparte material técnico, inherente y orientado exclusivamente a ser mas eficientes en nuestra labor diaria. La consecución de cualquier material escrito o audiovisual no autorizado por los 130 era motivo primeramente de advertencia y en caso de reincidencia directamente la degradación de clasificación, es decir si algún 119 era sorprendido con material no autorizado se le amonestaba con algún periodo de incomunicación, si se le sorprendía nuevamente era degradado en su clasificación hasta el mayor valor del tramo inmediatamente menor en la escala, quedando en este caso clasificado como un 109 y destinado a las labores según clasificación, así sucesivamente y en escala menor hasta alcanzar el grado 89 o mejor dicho, el exterminio, ya que según los criterios de los 130 un individuo que demuestra conductas reincidentes so advertencias de por medio presenta claras evidencias de un no razonamiento, por consiguiente es un enemigo del orden y su fin lógico es la extinción.

No fue hasta la quinta generación que el consejo de los 130 se vio enfrentado a un nuevo problema, por motivos aun no resueltos la tasa de nacimientos de individuos con proyecciones por sobre los 119 sufrió un detrimento importante, y la tasa de mortalidad infantil un incremento significativo cercana al 70 por ciento en individuos en edad escolar. La excesiva carga de información en el régimen de instrucción académica a los menores de diez años tenía como consecuencia un deterioro importante en la capacidad sináptica, alteraciones de personalidad y un incremento en desordenes mentales. La ingeniería genética se presentaba entonces como única respuesta al problema, se llevó acabo entonces la segunda enmienda del régimen eugenésico, todos los individuos por sobre los 120 debían someterse al sistema de reproducción asistida, los genes altamente depurados perseguían hipotéticamente la obtención de individuos por sobre la línea de los 130, entendiéndose como extremadamente necesaria tal excepción a la regla básica de la eugenesia, se justificaba en el fin de asegurar la continuidad de la clase superior, y que en el incremento de las habilidades técnicas e intelectuales de los mismos deberían tener la consecuencia lógica y razonable de encontrar la solución al problema de el deterioro sináptico de las generaciones nacidas por el método tradicional. El experimento fue un fracaso, la primera generación de los nuevos individuos no lograba sobrevivir mas allá de los doce o trece años, la evidencia de su intelecto superior era indiscutible, individuos de menos de nueve años superaban con creces las capacidades de los 130 mas aventajados y viejos, pero todo ese potencial estaba limitado a una breve existencia, la paradoja era insostenible. Las hembras por sobre los 120 terminaron por perder sus capacidades reproductivas, ya se sabe que los órganos que no se utilizan por un periodo prolongado terminan por atrofiarse, el organismo vivo invariablemente se adapta a las nuevas condiciones. Los 130 vieron entonces con horror como el genio de su civilización estaba invariablemente destinado al fracaso, solo era cuestión de tiempo, la naturaleza siempre busca de algún modo encontrar el equilibrio.

Aquella tarde la lluvia caía copiosamente sobre el asfalto, el transporte me dejaba silenciosamente enfrente del edificio que veía pasar mis días desde que era un niño. Desde el piso quince me quedé un momento contemplando la ciudad, una ciudad que se extiende más allá del horizonte, una ciudad de calles vacías, de parques silentes y abandonados juegos infantiles .
Las gotitas de lluvia se deslizaban lentamente sobre el amplio ventanal que estaba limpiando, seguí con el índice la trayectoria de una de ellas hasta que se perdió allá muy abajo. El silencio y las nubes me sobrecogieron, apoye la frente sobre el cristal y el frío me hizo temblar. Di vuelta y allí estaba Alex, de pie y en silencio, observándome, lo observe fijamente algunos segundos directo a sus ojos, aquellas bolitas azules y frías que me miraban otra vez con inusitada curiosidad, se acercó lentamente y con un gesto de su manito me ordeno acercarme, dejó su mano extendida hacía mí y comprendí que su intención era tocar mi rostro, me puse de rodillas frente a el primer 150 de su generación, el primer individuo puramente intelectual de su generación, destinado a desaparecer en dos o tres años, las estadísticas jugaban en su contra, el consejo de los 130 había determinado que las expectativas de vida basadas en el deterioro sináptico de un individuo eran indirectamente proporcionales al incremento de sus capacidades intelectuales, por cuanto siendo Alex un 150 su destino estaba escrito.

Alex estiro su mano y con sus dedos recorrió mi arrugada frente, levante las cejas de repente y los ojos de Alex se abrieron inmensos, esbozó una amplia sonrisa, la primera que veo en él, tal vez la primera que veo en años. Los 130 no sonríen mucho.

El bloque C esta a menos del 30 por ciento de su capacidad. Hace ya unos siete años que murió el último de los 130. Nuestras hembras han terminado por volverse infértiles, desconozco el motivo, el caos es global, no hay un liderazgo claro, los individuos del 120 al 129 se han constituido en clanes que dependen expresamente de los individuos bajo los 119, en conjunto nosotros somos la base de su sustento. No se que ocurre en otras partes del planeta, pero en esta ciudad al menos ya no nace ningún niño desde hace años, cada vez somos menos y mantener todo en funcionamiento es un esfuerzo sobrehumano.

El océano me parece el espectáculo más grandioso de la creación, el aire cargado de sal me hace estornudar y me provoca risa hacerlo, siento mi risa, como un niño, yo un viejo 109, el último de la escala en el nuevo orden he visto generación tras generación caminar hacia el ocaso. Las olas rompen lanzando su espuma a la brisa que empapa mi frente, el agua fría me hace estremecer y el recuerdo lejano de aquella fría tarde en el piso quince se presenta con la breve figura de Alex, o Adán-X como solían llamarle los 130. Alex, el punto culmine del nuevo orden destinado a ser borrado de la memoria, como las últimas luces de un sol que se apaga tras el horizonte de la historia humana.

Me gusta como escribes y me encantan tus relatos, me es muy fácil al leerlos dejarme llevar y "formar" parte de la historia. Un saludo!!!!

Qué has vivido tres años en el sur de mi país???!... Qué sorpresa saber aquello... y cómo fue eso, de dónde eres niño?

Un abrazo curioso... dejo mi cariño.

¿Cómo cojones se te ocurren estas cosas?

Flipo, en serio.


MO.

Creo que Hitler contaba con un borrador parecido a esto en alguna parte.

Muy bueno el relato.

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